martes, 1 de febrero de 2011

Amor Cortés


Como empezamos a ver la Literatura de la Edad Media, me ha parecido importante haceros una pequeña introducción al Amor Cortés. Lo veremos como tema en la lírica y tratado de forma paródica en El Libro de Buen Amor y en la Celestina. Refleja un concepto neoplatónico del amor que tiene sus raices en la antiguedad clásica, pero también en la cultura y la literatura árabe y en la estructura social y política medieval.



 «Amor cortés, código de comportamiento que definía las relaciones entre enamorados pertenecientes a la nobleza en Europa occidental durante la Edad Media. Influido por las ideas coetáneas de la caballería y del feudalismo, el amor cortés requería la adhesión a ciertas reglas elaboradas en la canciones de los trovadores, entre finales del siglo XI y los últimos años del siglo XIII, que provenían originalmente de la obra Ars Amatoria del poeta latino Ovidio.

»De acuerdo con esas convenciones, un noble, por lo general un caballero, enamorado de una mujer casada de igual o a veces más elevada alcurnia, tenía que demostrar su devoción mediante gestas heroicas y escritos amorosos, presentados de forma anónima a su amada. Una vez que los amantes se habían comprometido uno al otro y consumado su pasión, tenía que mantenerse en completo secreto. Puesto que, en la Edad Media, la mayor parte de los matrimonios entre la nobleza no eran más que meros contratos de negocios, el amor cortés era una forma de adulterio aprobado; esto era así porque no suponía una amenaza ni al contrato matrimonial ni al sacramento religioso. De hecho, la infidelidad entre los amantes era considerada más pecaminosa que el adulterio de esta relación extramarital.

»La literatura sobre la tradición del amor cortés incluye obras como Lancelot, del poeta francés del siglo XII Chrétien de Troyes, Tristán e Isolda (1210), de Gottfried von Strassburg, Le Roman de la rose (hacia 1240) de Guillaume de Lorris y Jean de Meun, y los romances relativos a la leyenda del rey Arturo. El tema del amor cortés fue desarrollado en la Vita nuova (Vida nueva, c. 1293), y en la Divina Comedia (hacia 1307) de Dante Alighieri, y en los sonetos del poeta italiano del siglo XIV Petrarca».



A. D. Deyermond [1973:43] establece algo así como un decálogo que normalmente siguen los practicantes del amor cortés y que Ildefonso Vega Fernández [1983:16] resume de la siguiente manera:

1. Nobleza del hombre y de la mujer en linaje y conducta.
2. La fuerza del amor presenta a la amada como admirable y engendra virtud en el amante.
3. Normalmente, este amor es adúltero.
4. El objetivo del amante es lograr el trato sexual, dentro o fuera del matrimonio.
5. Es un amor frustrado por imposibilidad de consumación o porque el desastre sigue a dicha consumación.
6. Es trágico y no cómico -pese a su tratamiento cómico en la literatura medieval española-
7. Frecuente transposición al amor sexual de las emociones y de la imaginería religiosa.
8. El amante reconoce su inferioridad con respecto a la dama, al margen de que sea inferior o no en la vida real.
9. Es escasa las correspondencia de la dama al amor del caballero (al menos en la literatura medieval).
10. Los amantes tratan de encubrir su amor.



«El tratamiento del tema amoroso, en la literatura clásica, fue ampliamente abordado por Ovidio, en su "Ars Amandi", con una visión sensual, erótica, gozosa y placentera.
»En la corte de Provenza, los rasgos del amor cortés difieren del amor carnal de Ovidio, porque representa la forma de sentir de una sociedad distinta: todo el sentido de la vida se concreta en servir al amor. Por él está dispuesto el hombre medieval, desde el s. XII hasta el s. XV, en que surgirá Petrarca con una nueva sensibilidad, a sufrir, penar, ser esclavo..., con tal de ser digno servidor del amor. Sólo sufriendo, el hombre puede amar. Además, ama con la misma veneración que se le tiene a Dios. (...)
»Los rasgos de este amor son los siguientes:
1. La humildad, pues siempre el enamorado se siente inferior a la amada.
2. La cortesía, porque sus formas no son groseras sino refinadas y llenas de delicadeza. Sólo los nobles en linaje y conducta, hombre y mujer, pueden aspirar al amor.
3. La utopía, porque no aspira a conseguir el favor de la amada; sólo le basta con expresarle su admiración y su devoción, sin esperar ninguna recompensa a cambio.
4. El desinterés, porque el poeta no pretende el matrimonio, sino que canta a una dama excelsa y elevada con la que no puede aspirar al casamiento.
5. La frustación, por la imposibilidad de consumar el amor o porque el desastre sigue inmediatamente a la consumación.
6. El secreto, por ser un amor encubierto, no manifestable públicamente.
»Para Lewis, esto es así porque un esposo no podría transmitir un amor apasionado, desinteresado y utópico a la esposa, cuando en su relación con ella, la dama está sometida al marido; es ella la sierva de su señor».
Juan Santaella López [2000:12-14].



Por su influencia en La Celestina, destacamos en España dos novelas sentimentales, con reminiscencias del amor cortés, escritas por Diego de San Pedro:   Tratado de amores de Arnaldo y Lucenda (1491) y Cárcel de amor (1492)

Algunos ejemplos de poetas españoles:

Jorge Manrique:
Yo soy quien libre me vi,
yo quien pudiera oluidaros,
yo so el que por amaros
estoy desque os conoscí,
sin Dios y sin vos y mí.
Sin Dios, porqu'en vos adoro,
sin vos, pues no me queréys,
pues sin mí ya está de coro
que vos soys quien me tenéys.
Assí que triste nascí,
pues que pudiera oluidaros,
yo so el que por amaros
estó, desque os conoscí,
sin Dios y sin vos y mí.

Mote de Jorge Manrique:

Siempre amar y amor seguir  Glosa suya
Quiero, pues quiere razón
de quien no puede huyr,
con fe de noble passión,
passión que pone afición,
siempre amar y amor seguir.

Siempre amar, pues que se paga,
según muestra amar, amor
con amor, porque la llaga
bien amando, del dolor
 se sane y quede mayor.
Tal que con tal intinción
quiero sin merced pedir,
pues que lo quiere razón,
con fe de noble passión
siempre amar y amor seguir.
No tardes, muerte, que muero...
No tardes, muerte, que muero;
ven, porque biua contigo;
quiéreme, pues que te quiero,
que con tu venida espero
 no tener guerra conmigo.

Remedio de alegre vida
no lo ay por ningún medio,
porque mi graue herida
es de tal parte uenida,
 qu'eres tú sola remedio.
Ven aquí, pues, ya que muero;
búscame, pues que te sigo;
quiéreme, pues que te quiero,
e con tu venida espero
 no tener vida conmigo.

MARQUÉS DE SANTILLANA
Yo vos serví lealmente
con muy presta voluntat,
e nunca fallé piedad
en vos, nin buen continente:

antes vuestra crueldad
me faze ser padeçiente;
¡guay de quien con vos contiende!

2
Tanta es vuestra beldad,
que partir no me consiente
de servir con lealtad
a vos, señora exçelente.

Sed ya por vuestra bondad
gradeçida e conbiniente,
ca mi vida se despiende.

Deseando ver a vos,
gentil señora,
non he reposo, pardiós,
punto ni ora.

1
Deseando aquel buen día
que vos vea,
el contrario de alegría
me guerrea.

Del todo muero por vos,
e non mejora
mi mal, jurovos a Dios,
mas empeora.

2
Bien digo a mi coraçón
que non se quexe,
mas sirva toda saçón,
e non se dexe

de amar e servir a vos,
a quien adora;
pues recuérdevos, pardiós,
piedat agora.

Canción
Recuérdate de mi vida,
pues que viste
mi partir e despedida
ser tan triste.

1
Recuérdate que padesco
e padesçí
las penas que non meresco,
desque ví

la respuesta non devida
que me diste;
por lo qual mi despedida
fué tan triste.

2
Pero no cuydes, señora,
que por esto
te fuy ni te sea agora
menos presto;

que de llaga non fingida
me feriste;
así que mi despedida
fué tan triste.

Para saber más:
Arte Guías: Cultura medieval 
Definición y textos
Wikilearning: El amor cortés en La Cárcel de Amor de Diego de San Pedro
Amor Cortés y Jorge Manrique
Video realizado por alumnos de la Universidad Pompeu i Fabra sobre el Tractatus de Amore de Andrea Capellanus

Para los muy interesados:

Amor cortés y Gnosis
Amor cortés y Leonor de Aquitania

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